Lo bueno, lo malo y lo feo...

Imagínate: dentro de tu tripa vive todo un mundo lleno de criaturas diminutas: ¡el microbioma intestinal! Y lo creas o no, ¡hacen mucho más que pasar el rato! Estos simpáticos microorganismos son nuestros pequeños ayudantes que trabajan sin descanso para mantenerte sano. 

Estos microorganismos nos ayudan a digerir los alimentos. Ayudan a regular nuestro sistema inmunitario y, por tanto, nos protegen de los agentes patógenos. De hecho, la flora y la pared intestinal (que contienen numerosas células del sistema inmunitario) son responsables del 80% del sistema inmunitario. Nuestros ayudantes también producen metabolitos útiles, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que son vitales para el funcionamiento saludable de nuestro organismo.

Sin embargo, cada individuo tiene un microbioma intestinal únicosimilar a una huella dactilar, con diferencias en composición y cantidad. Cada individuo alberga bacterias buenas, malas y neutras, también conocidas como 'El bueno, el malo y el feo'. Éstas deben darse en la proporción adecuada, similar a la relación entre altura y peso en el cálculo del IMC. Las diferentes bacterias necesitan interacciones complejas entre ellas para funcionar de forma óptima.

Los microorganismos interactúan con el huésped a través de cambios en la composición del microbioma intestinal y los metabolitos producidos. Estas señales pueden tener un efecto local o a través del nervio vago a nuestro cerebro. Denominamos a esta conexión "eje intestino-cerebro".eje intestino-cerebro'. Este eje funciona en ambas direcciones. ¿Alguna vez has sentido que "no recibes nada del estrés"? Pues no es el único. Esto es un resultado directo del eje intestino-cerebro.

Nuestro microbioma forma parte de nuestro cuerpo y así es como debemos verlo. Como cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, también necesitamos mantener nuestra microflora para que pueda funcionar de forma óptima. Así que, antes de meterte nada en la boca, piensa en esos amistosos ayudantes de tu intestino.